Creo
que nunca os he hablado de mi pulso, o mi ausencia absoluta de él. Para que os
hagáis una idea, una vez intenté pintarme las uñas de los pies de rojo y
aquello parecía la matanza de Texas… No es que me saliera un poco con el esmalte
es que la única uña con la que acerté fue la del dedo gordo y eso porque tengo
un principio de gota.
Por eso
no suelo usar delineador (‘eyeliner’ para mi público más cosmopolita), uso el lápiz
de ojos que es más sólido y que una vez que te lo colocas en la línea de agua (esta expresión la acabo de aprender y pienso que es una pena que Bécquer
se la perdiera) ya no se mueve de ahí. Otra cosa es que, como buena 'beauty advisor', yo dé consejos para todas y os hable de eyeliners y hasta rizadores de pestañas, pero hoy quería abrirme un poco más y confesaros otra de mis limitaciones.
Para las que podéis sujetar una maraca
sin emular a Los tres sudamericanos, os cuento que si bien el lápiz de ojos es
ideal para la susodicha línea, el delineador es mejor para el párpado
superior, pero para las torpes como yo (o un poco menos) el lápiz de toda la
vida puede muy bien haceros el apaño completo.
¿Problemas
con este cosmético? Se seca y esto da una rabia espantosa porque encima
raspa. ¿Solución? La del mechero: pasarle la lumbre por la punta, un poco al
modo porrero, de forma que se derrita ligeramente, y sobre todo no ser ansias… Esperad a que se enfríe que yo una vez iba con prisas y no hubo agua en la
línea para paliar la quemazón…
Otro tema es que la tan mentada línea por definición no está seca y nuestra piel tampoco así que empezamos el día como Liz Taylor en Cleopatra...
...y lo terminamos como Bette Davis en ¿Qué fue de Baby Jane?
Para eludir el efecto zombie, que, como tantas otras aberraciones, tuvo su momento en los 90, pero ahora es im-perdonable, os recomiendo un lápiz waterproof. Cuesta más desmaquillarse, pero te evita la doble ojera, que bastante tenemos ya con lo que tenemos. Prohibido también comprarlo sin tapa. De verdad,
chicas, por muy barato que lo encontréis, ni se os ocurra. El neceser se queda
hecho un asquito y la punta ni te cuento.
El último imperdonable es pillar un
sacapuntas ordinario, te los deja como una cucaña, es más comprar cualquier
sacapuntas, incluso cosmético, es un riesgo. Conseguir que se ajuste al grosor del lápiz que tienes en casa es
casi tan difícil como que las dos rayas te salgan parejas. Por eso
estoy tan encantada con mi nuevo descubrimiento, el lápiz de ojos con sacapuntas incorporado
que es además tapa, (¡y que no se haya inventado todavía un premio Nobel para esta gente…!) Lo vende por ejemplo Eveline y no es nada caro.
El caso es que yo venía a contaros que sigo maquillándome para mis ligues potenciales... '¿Qué es poesía preguntas, mientras fijas tu mirada sobre mi línea de agua?' Ains, tengo que reprimir mis expectativas o esto puede acabar muy mal...