jueves, 31 de octubre de 2019

Glupastral: el horóscopo de noviembre

Nada mejor que tener metas y perseguirlas para hacer que las sábanas se despeguen, incluso los lunes. Ver de nuevo Armas de mujer puede servir de inspiración. Sin las hombreras. Ni los peinados. Tal vez baste con canturrear la música.
El futuro es insondable. Puede ser predecible, esperado e incluso planeado; pero cuando llegue se transformará en un presente lleno de preguntas sin respuesta. Merece poco la pena pararse a pensarlo demasiado. Además, puede que estés apenas procrastinando porque aún no te has decidido a colgar en el armario la ropa de invierno.
Esos cambios que sabías que iban a llegar no acabarán de materializarse hasta que los asumas. Vestir ese jersey que ni siquiera recuerdas exactamente en qué año lo compraste y aún lleva la etiqueta puede ayudar. Por si no ha quedado claro: sí, es una metáfora.
Es el momento de volver a merendar. Tardes en el sofá, debajo de una manta, con una bebida caliente y un plato de galletas. Un libro o una película. Una ventana. Se puede ser muy feliz con eso, sin necesidad de nada más.
El hartazgo es una sensación, y pasa. Sin embargo, cuando se tiene es como estar atragantándote con cada bocado. Estás en todo tu derecho de explotar hacia donde quieras. Puede ser llenando una bolsa de basura con las cosas que ya no puedes ni ver.
Ese cosquilleo que te sube por dentro seguro, seguro que quiere decir algo. Aún no sabemos qué, pero lo sabremos. Lo ideal es no ignorarlo sin llegar a estar totalmente expectante. Cuando ya no lo notes sabrás de dónde venía.
Las pequeñas cosas, casi cotidianas, que van abriendo pequeñas nuevas etapas en simultáneo son como capítulos de la novela vital que se van sucediendo. Fueron proyectos y serán recuerdos, pero ahora son sobre todo nuevos presentes.
Te mereces estar bien y disfrutarlo. Abre la puerta, entra en la casa, respira hondo y verás que estás preparada para lo que venga. Piensa en el océano. Piensa en el amanecer. Piensa en una luz brillante.
Despertarse después de dormir mucho es como llegar al mundo de nuevo. Despertarse después de soñar mucho es como aterrizar después de haber estado en un universo paralelo. Si lo que soñaste te gustó, ahí tienes nuevos proyectos. Si te traumatizó, alégrate por el regreso.
Queda poco tiempo, pero llegas. Se trata de pensar con claridad, establecer prioridades, organizar el tiempo. Fue posible, es probable y, seguramente, será. Ahora lo que interesa es completar el recorrido hasta ello.
Puede que la respuesta no esté en el fondo de la copa de vino, pero ir bebiendo mientras se busca ayudará en la empresa. Cada segundo es un precioso momento.
Cada nuevo día está sin estrenar. Nadie lo ha visto, nadie lo ha vivido, nadie lo presiente. Si al sonar el despertador crees que estás viviendo el día de la marmota algo va mal, pero no es tu vida sino tu percepción. Hacer que parezca que todo se repite es solo cosa tuya.

miércoles, 30 de octubre de 2019

Maquillaje para dummies: pintarse los labios como una francesa

Aunque no todas las habitantes de Francia –y ni tan siquiera las de París– tienen buen gusto y estilo, una minoría ha dado buena fama al conjunto gracias a sus mañas para colocarse las bufandas, lucir un buen pelo, perfumarse y maquillarse sin que parezca que van maquilladas. En esto último cuenta mucho saber pintarse los labios como si no los llevasen pintados, y de ello hablaremos hoy.
La técnica es muy simple, pero también muy importante. En vez de deslizar la barra por los labios se deben dar pequeños toques, con ella o con el dedo, presionando.
La idea es que el producto vaya entrando en la piel y fundiéndose con ella, para que parezca que el color sale de la boca y no que se posa sobre ella. Para conseguirlo debemos tener los labios bien exfoliados e hidratados, y conviene utilizar una barra mate. En cuanto al color, las parisinas más admiradas suelen elegir los intensos y combinar más de uno.
Con algo de pericia se va consiguiendo el tono deseado y ese aspecto como de acabar de comer una piruleta. Además, combinando tonos es posible poner en práctica algunos trucos, como colocar los tonos más oscuros en el interior para agrandar el labio.
Una vez hayamos acabado frotamos los labios uno contra otro y besamos varias veces un pañuelo para que el color quede bien fijo, pegado a la piel. A continuación limpiamos los bordes para evitar el «efecto payaso».
Y ya. Una boca bonita y con ese efecto de acabar de morderse los labios sin que dé la sensación de que nos hemos maquillado. Y, en consecuencia, buen color en el conjunto de la cara.