jueves, 7 de marzo de 2019

Agua micelar versus agua termal


Soñé que estaba en la fiesta, hasta ahí normal. Bueno, normal, normal, tampoco, porque ya me diréis qué pintaba allí la malvada señorita Nelly, mi profesora de párvulos, que, de seguir viva, debe andar por los tres dígitos. Yo me acercaba tímidamente a una mesa donde se exhibían las últimas novedades en agua micelar

No sé si lo sabéis, pero el agua micelar es el último grito en limpieza facial, como hace unos años lo fueron las toallitas desmaquillantes que lanzó Comodynes al constatar el gran filón de la pereza patria. Este producto es para mujeres que le ponen un poco más de asunto, aunque tampoco mucho, no os creáis. 

Según sus apóstoles, es ideal ‘si no tienes demasiado tiempo’. He descubierto que lo de no tener demasiado tiempo da mucho ‘glamour’. La mayoría de los cosméticos se dirigen a una mujer 'que no abandona su cuidado', pero que tampoco tiene todo el día para quitarse el rímel, lógico. Así que el agua micelar es otro producto 'multifunction': limpia, tonifica y sobre todo 'disuelve las partículas de maquillajes devolviendo la piel a su estado original'

Bueno, pues todo esto iba yo memorizando mientras me acercaba a la mesa de mis compañeras, ellas me sonreían integradoras, mi confianza ganaba puntos, empezaba a pisar más segura... Me apoyé sobre la mesa y abrí la boca:  ‘Hola chicas, ¿me dejáis probar el agua termal?’ GLUBP. Error de principiantes. El agua termal, además de estar algo demodé, (en los 90, Avene se puso las botas, pulverizando los rostros congestionados de las yuppies, pero hoy en día, lo puedes ver de oferta en casi todas las farmacias) suaviza la piel, fija el maquillaje y en general produce una sensación de frescor pero carece de micelas (tranquilas, yo tampoco estoy muy segura de lo que son) y de las propiedades limpiadoras del desmaquillante de moda.

Quise huir, pero los pies no me respondían. Mis compañeras tornaron el gesto, con esa crueldad que solo el rostro de las guapas es capaz de reproducir, sacaron de sus bolsos Louis Vuitton sus añejas aguas termales y me rociaron la cara con saña. Desde una esquina la señorita Nelly contemplaba la escena con una sonrisa sádica. Me desperté perlada en sudor... A la mierda los efectos del Kombu Nectar.




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