jueves, 14 de marzo de 2019

Imprescindibles: bastoncillos de algodón


En el santoral de la era tecnológica hay que poner tantas velas a San Google como a San Youtube; porque si el primero te responde mucho antes de que San Antonio haya empezado a buscarte novio, el segundo te ofrece clases magistrales de todo lo que se te ocurra sin pedir a cambio monedas. 

Por ello llevo semanas empapándome de tutoriales, comprometida como estoy con este proyecto y más que dispuesta a convertirme en alumna aplicada de l@s grandes maestr@s. Y, tras muchos visionados, he deducido que si hay algo que l@s mejores gurús del maquillaje recomiendan repetidamente son los bastoncillos de algodón. Tal cual. Para aplicar, difuminar, limpiar, … De esas cosas que una siempre debe tener en casa, vaya.

Bastoncillos felices
Aunque no todo es tan simple como podría parecer en un principio, pues el peligro que representan estos aparentemente inofensivos instrumentos parece que va bastante más allá de lo que proclaman desde hace años los otorrinos. De hecho, he leído que resultan tan malos para el medio ambiente que algunos países han comenzado a prohibirlos. 

Así que voy a hacerme con un acopio, pero de los biodegradables. Por ejemplo, estos fabricados con madera de bambú natural de procedencia ecológica y sin BPA (el tóxico Bisfenol A), o estos de algodón ecológico certificado, sin residuos de pesticidas o herbicidas químicos, con soporte de papel biodegradable FSC, libres de perfumes y viscosa, y blanqueados sin cloro ni Dioxin. Buenos para la conciencia, y además bien bonitos.

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