martes, 26 de marzo de 2019

Sangre de dragón en Mercadona


Parece el título de una canción de Alaska, ¿verdad? Pues no, es el cumplimiento de una promesa en forma de post

¿Os acordáis que os dije que me enteraría de cómo llegaban la tal Maria Hatzistefanis y sus secuaces a las entrañas de una criatura mitológica para devolvérnosla en forma de crema? Porque, vamos a ver, yo no es que me crea todo lo que te vende la publicidad, pero como dicen los italianos “si non è vero”, debería ser “ben trovato”… que en este contexto podría traducirse por, “mira, nena, no me tomes por gilipollas…” Paso por el veneno de abeja y de serpiente, y hasta por lo de las células madre… ¡pero, sangre de dragón! ¿Quién eres? ¿San Jorge?

Pues resulta que no, que la llaman así porque es más chic, pero en realidad es sangre de drago, o sea, resina, que actúa como “regenerador de la piel y promotor de la formación de colágeno, mejora los procesos de cicatrización y combate los radicales libres”. Y tiene toda la lógica, porque si al arbolito en cuestión le permite vivir cientos de años con un aspecto inmejorable, qué menos que a nosotras nos deje llegar a los cincuenta como Jennifer Aniston.

Es el componente fundamental de cremas tan accesibles como la que encontramos en Mercadona. O estas de Utsukusy, una marca española-japonesa para tratamientos de spa de la que os hablaré algún día.


Pues nada, problema resuelto, me quedo mucho más tranquila.

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