jueves, 24 de enero de 2019

Sin rellenos



Lo peor de este trabajo está siendo descubrir todo lo malo que anda por el mundo sin que yo, hasta no hace nada, lo supiese. Porque quizá peco de naif, pero no se me había ocurrido que unos entes malvados nos estuviesen envenenando con tóxicos mientras nos prometían cuidarnos. Sencillamente, porque nunca pensé que, para abaratar precios, o mejorar resultados, metían espesantes, emulsionantes y conservantes. Como los yogures cutres, vaya.



Bien mirado, tiene toda la lógica. Pero a lo que voy es a que me estoy quedando muda ante la verborrea de las (para mí) nuevas marcas. Ese espíritu de denuncia, ese vocabulario de nueva formación política (transparencia, bienestar, seguridad, medio ambiente), esa guerra a los químicos, ese empeño reivindicativo, … Pongo un ejemplo, tomado al azar de entre muchos.


Está decidido: tengo que hacerme con un glosario. Y tengo que empezar a situar cada producto cosmético en su correspondiente facción, porque sin duda vivimos tiempos agitados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario